viernes, 22 de junio de 2012

... quiero mar...

Ayer una amiga comentó que el lunes se iba de vacaciones a Mallorca... En ese momento pensé cuánto echo de menos el mar... sentarme frente al mar...
Me da igual si es el mar de Mallorca, Ibiza, Santander, Murcia, Valencia o Málaga... Es el mar... Es su inmensidad... Es la serenidad que transmite... la infinita posibilidad de lo más difícil, lo más complicado, lo más remoto... Es la libertad que te golpea suavemente la cara con sus olas... Es la hospitalidad de sus brazos en forma de marea... El mar...
... Y recordé que un verano más echaría de menos el sabor salado de sus aguas, para conformarme con el incoloro líquido, dulce y lleno de cloro de las piscinas... Y descubrí que tengo unas ganas locas de ir a la piscina... Y me vendrá bien, entre otras cosas porque mañana o pasado me sacaré un bono y el tiempo que esté allí, no visitaré ninguna tienda, ni centro comercial... Esto de convertirse en una compradora compulsiva no es bueno, no.




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