viernes, 10 de mayo de 2013

...

... Pienso...
... y no sé cómo actuar... cómo conducirme... cómo hablar... qué propuesta lanzar... si lanzar una propuesta...
... he pensado un modo... un modo silencioso... como el que sigue el sendero que otro le marca... y actuar según las pistas me vayan indicando... no proponer nada... no tener iniciativa... responder como la primera acción decide... poner la cara que otro haya puesto... esperar a que el otro decida y responder en consecuencia...
... cuando no sabes si lo que haces es lo correcto quizá eso sea lo mejor...
... cuando no sabes si puedes ser una molestia, un incordio... quizá eso sea lo mejor...
... cuando no sabes si puedes poner a otra persona en un compromiso... quizá eso sea lo mejor...

...y mientras tanto vivir... vivir entre paréntesis...

4 comentarios:

juan ballester dijo...

La vida nos somete a pruebas difíciles. Porque no sabemos dónde se esconde la felicidad ni cuándo o dónde vamos a tener que cambiar de estación y de destino. La elección de un camino implica siempre el abandono de otro y la renuncia a una parte de nuestro pasado, como un necesario lastre que debemos ir soltando. Y entonces llega el miedo, el miedo a lo desconocido, el miedo a perder algo que quizá no sabemos cuánto ha de durar pero que se ha instalado en nuestras vidas, el miedo al fracaso. Y ponemos en ambos lados de la balanza el maravilloso presente y el incierto futuro, y dejamos que el tiempo transcurra, que se deslice como las aguas de ese río tranquilo y sin sobresatos, mientras suspiramos pensando en la belleza de las cascadas y en el reconfortante rumor de las aguas que juguetean sin importarle lo escarpado que pueda ser el terreno.
Un beso y suerte.

juan ballester dijo...

Mi consejo, si te sirve de algo, es que mires hacia el futuro con optimismo... Nada de lo que nos sucede en la vida es casualidad; las situaciones y las personas aparecen o desaparecen en el momento justo y están ahí para algo. Quizá no son lo mejor que uno hubiera esperado -o tal vez sí-, pero es la propuesta que nos hace la vida. Y quizá lo mejor es apretar los dientes, alargar la mano y aferrarse con fuerza a ese regalo, a esa oportunidad de ser feliz... Hemos venido al mundo a ser felices en la medida de lo posible, y debemos aprovechar hasta la más insignificante migaja.
Aleja de ti los pesamientos negativos. Te conozco lo suficiente para asegurar que tú jamás podrías ser un incordio ni una molestia para nadie, sino todo lo contrario: más bien un oasis en medio del desierto, una tabla en medio del océano o un ángel redentor en medio de un infierno.
Un beso y un abrazo (o viceversa).

juan ballester dijo...

Vaya, cuántos rodeos para decirte que yo también te quiero.

Sofía dijo...

Qué bonito, Juan.
Muchas gracias, pero seguro que no me lo merezco.
En ti, yo también he encontrado a un gran amigo.