lunes, 20 de mayo de 2013

...

Qué ven los hombres en mí?...
Será verdad que un hombre nunca ve a una amiga en una mujer?...
Será verdad que es inútil buscar la amistad, sólo la amistad, en un hombre?...
Por qué últimamente voy de decepción en decepción con el sector masculino del ser humano?...

... Será que, como me dijo Josep, soy una infeliz... Y aún no me he llevado los suficientes palos en la vida como para dejar de ser una "tonta" y pasar a ser una "hija de puta"... O será que soy tan ilusa que prefiero seguir siendo una "tonta" a una "hija de puta"...


... De cualquier manera, siempre me quedará una canción... aunque en esta ocasión la cante un hombre...



1 comentario:

juan ballester dijo...

Por supuesto que esa amistad de la que hablas es posible, y no solamente posible, sino que existe en la vida real más a menudo de lo que creemos.
Pero “como el roce hace el cariño”, también es natural que ese sector masculino del que hablas llegue a creer que una vida mejor es posible estando al lado de determinadas personas. Supongo que a veces incluso es al revés, que es la mujer la que sueña y el hombre el que se ve sorprendido.
Todos necesitamos abrazos, todos necesitamos cariño, todos necesitamos a alguien cerca de nosotros, alguien que comparta nuestros gustos, con quien poder disfrutar de las cosas básicas de la vida, con quien poder hablar e intercambiar sonrisas.
Y al fin y al cabo siempre es mejor amar que odiar, siempre es mejor tratar de ser positivo e interpretar las palabras y los silencios y las actitudes pensando que la vida nos vuelve a dar una oportunidad, que hacerlo desde la suspicacia y desde la derrota.
Es mejor abrir los brazos y darlo todo, sin pensar en mañana, sin esperar nada a cambio. Quizá la vida nos devuelva el doble de lo que dimos, o quizá nos devuelva espinas por rosas, pero en uno u otro caso hay que mirar al frente y pensar que mereció la pena, que tenemos la conciencia tranquila, y que cuanto hicimos y compartimos fue de forma generosa y sin planes preconcebidos, y que lo haríamos una y mil veces si esa persona nos lo volviera a pedir.
Al fin y al cabo la amistad consiste en eso: en echarse de menos, en estar a gusto dos personas, en ayudarse mutuamente sin exigencias y perdonando nuestros defectos y aquellas palabras o actos que hayan podido ser malinterpretadas o causarnos daño. Porque, en definitiva, antes que hombres y mujeres, somos seres humanos.
Y ya sabes que aquí sigues teniendo un amigo.