jueves, 31 de mayo de 2012

... falta de comunicación...

Dicen que un poema cuando vuela de las manos y la mente del autor es del que lo lee. Éste le da su interpretación, lo entiende a su manera, lo siente de un determinado modo... Y es correcto. La poesía tiene esa magia. Quiere decir todo y nada a la vez. Es de quien lo escribe y de quien lo lee. Admite todo tipo de interpretaciones y todas son correctas. No hay equívocos... Incluso podríamos decir que deja de ser de quien lo escribe para ser de quien lo hace suyo leyéndolo...
Pero qué ocurre cuando alguien escribe algo y otra persona lo lee, lo hace suyo y lo entiende o "le suena" de un modo que no corresponde con lo que el autor quiso escribir... Qué ocurre cuando esto pasa y no sucede en un verso...
... Ocurre que faltó la comunicación, quizá... Ocurre que no se fue lo suficientemente valiente como para decir a la cara eso que se quiso decir... Ocurre que hay una respuesta y no se entiende del todo porque si esa contestación corresponde a lo que el autor primero entiende, cree que no se debiera haber escrito ahora, cree que se debiera haber "dicho" mucho antes, meses antes... Muchos meses antes... Justamente cuando el segundo autor comenzó a pasear sus ojos por las páginas de este blog... Y si no se equivoca, eso fue en septiembre de 2011.
... Ocurre que si esa respuesta significa lo que el primer autor estima, llega un poco tarde, porque si no se le quiso hacer daño... Esa intención fracasó... Pues se le permitió ilusionarse, pues se le permitió crear una realidad que ¿no merecía?...
... No sé, yo creo que nos merecemos lo que queremos, ni más ni menos. Nos merecemos una ilusión. Nos merecemos un instante que puede valer por toda una vida. Nos merecemos una lealtad que llegue a tiempo, no cuando se ha negado la indiferencia, a veces... No cuando se han negado "las largas" otras veces...
... El primer autor no comprende esa última postdata. No comprende el momento, no comprende el sonido a despedida que quizá le ha otorgado a esa recomendación... Aunque tras "releerse" puede percibir ese "equívoco adiós" que, al menos por su parte, no existe... No puede existir...
... Un último apunte: Nadie es quién para decirle a nadie qué merece, entre otras cosas porque, vuelve a repetir: Un instante puede valer por toda una vida... Mientras que podemos pasarnos toda una vida buscando ese instante... sin encontrarlo.
... ¿Qué es lo que merezco, pues?...


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