viernes, 20 de abril de 2012

... MÁS CENSURA...

(LO CURIOSO, CUANDO MENOS, ES QUE LES INTERESES PORQUE SEGÚN ELLOS "NO TIENES PELOS EN LA LENGUA"... ¿QUÉ QUIEREN, PUES?...)
... EN FIN, LO ENTIENDO Y HASTA CIERTO PUNTO LO ESPERABA...



Considero que las primeras veces en todos los ámbitos de nuestra vida, se convierten con el paso del tiempo, en el impulso que nos llevará a repetir la experiencia o a convertirnos en verdaderos “fanáticos” de aquello que vivimos una primera vez, si es que ésta fue algo inolvidable.
El teatro no es una excepción y también en este arte, las primeras veces son algo crucial, algo que ha de tratarse con mimo, con sumo cuidado… Sobre todo si esa primera vez se vive siendo un niño… Aunque, no siempre es así. El teatro infantil o familiar, como se le llama últimamente, está incluido en una categoría menor o inexistente, si me apuran. No hay una cartelera específica donde podamos encontrar todas las ofertas de este tipo de espectáculos; de este modo quedan englobados en una programación general que absorbe el denodado trabajo de compañías humildes, modestas, que manejan menos capital (hablando claro) a favor de compañías con menos vocación pedagógica y más propósito mercantil; compañías que ofrecen un título llamativo, una propuesta escénica muy vistosa, un reparto absolutamente mediático y un resultado a menudo mediocre. Compañías que practican el “todo vale” porque consideran que el “público menudo” no tiene capacidad de crítica, cuando muy al contrario, se trata del espectador más exigente, más inteligente y menos adocenado. El niño abucheará si no le gusta algo; el niño se levantará si lo que ve no le convence; el niño no se callará si estima que lo engañan y menosprecian; el niño no volverá al teatro cuando sea adolescente y adulto… El niño y la verdad son una misma cosa, aunque muchas veces se le trate de consolar con apuestas llamativas, tramposas y vacías.
¿A qué es debido todo esto. A qué es debida la proliferación de este tipo de espectáculos. A qué es debida la creencia de que un espectáculo infantil ha de ser más barato y más fácil?
Miguel Tubía, actor y director de musicales de gran trayectoria nos comentaba al respecto: “La proliferación de este tipo de espectáculos se debe a la parte de industria que tiene el teatro. Éste ha de aportar una parte cultural, pero no olvidemos que debe de cumplir una finalidad de ocio y en este aspecto, hemos de entender que pertenece a una industria muy concreta y que conocemos como tal. Esto en los últimos años ha despertado a un mercado absolutamente dormido.” De igual modo, añadía: “Creo que en Madrid hay demasiada oferta y muy variado nivel de calidades. Hay producciones a las que se dedica poco tiempo y por tanto se profundiza muy poco en aspectos específicos del teatro infantil, como es el código, el lenguaje, el modo de tratar la realidad… Hay que tener en cuenta que el proceso de creación de un espectáculo para público familiar o infantil, tiene exactamente los mismos parámetros que para crear un espectáculo para adultos, los mismos; sin embargo los tiempos en los que se montan los espectáculos para niños no abarcan el mismo proceso o el mismo tiempo y muchas veces la misma inversión en producción, cuando en muchos casos el resultado de taquilla es muy semejante.”
Tubía, precisaba que el Teatro Sanpol (una institución en la capital dedicada casi treinta años a la producción de espectáculos para público familiar) ha sido pionero en esta modalidad teatral; como lo han sido pequeñas compañías como La Maquineta o La Ratonera, que luchan denodadamente contra grandes empresas que pueden invertir una ingente cantidad de dinero en publicidad. A este respecto, Roberto Berrío mostraba su disconformidad: “Nos molesta que proliferen compañías que se adentran en el teatro para niños porque lo ven como algo fácil y los niños, ni los padres, son tontos. Ellos notan cuando no se les está tratando en serio. Además parece que el teatro infantil es el hermano pequeño de las artes escénicas. Nosotros a veces hemos oído la frase “el que vale, vale y el que no… Al teatro infantil” y nos parece muy injusto. Así, todo el que sale de una escuela de teatro y quiere empezar su carrera, lo hace adentrándose en el teatro infantil porque es más barato y parece que es más fácil.” Esta situación se ha visto agravada a causa de la crisis por la que estamos atravesando: “Ahora, con esto de la crisis, es cierto que el teatro para adultos es más difícil. Vemos las carteleras llenas de rostros televisivos que atraen al público, esto en principio no me molesta; pero como es más complicado hacer teatro para adultos, se deja a un lado este género y montan algo para niños, porque piensan que siempre hay público para este tipo de espectáculos, incluso empresarios que antes se dedicaban al tema del ladrillo ahora se han apuntado al teatro y lo hacen sin saber, sin tener ni idea de cómo se aborda una empresa teatral; así crean producciones con mucho dinero pero sin ninguna calidad. Para nosotros que nos tomamos muy en serio nuestro trabajo y que invertimos todo lo que podemos en ello, esta situación se convierte en un muro enorme que hemos de derribar y que no siempre nos es posible.”
Un muro que adquiere un grosor mayor aún, cuando a estos empresarios advenedizos se unen las llamadas “compañías amateurs”. Compañías no profesionales que en las redes de teatro de las comunidades autónomas son requeridas por su bajo coste. Lo peor de todo es que esta situación se convierte en un círculo vicioso del que no se puede salir. O te adhieres a él, o asumes la condición de “luchador contracorriente”.
Personalmente me quedo con esta última opción y con todos aquellos que luchan con el fin de parar un círculo que no sólo es perjudicial para el teatro, sino para el ser humano y su futuro.

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