... No siempre lo que vemos resulta ser lo que a la postre se convertirá en una realidad vecina, amiga, compañera y cómplice... más allá de lo que vemos se instala la verdadera esencia de aquello que escribimos, expresamos y acertamos a comunicar con tan sólo una mirada o un gesto...
... No todo el mundo alcanza a ver a través una oscura y encallecida timidez cultivada inconscientemente a lo largo de un determinado número de años... No todo el mundo logra descubrir quién es la que en silencio vive o contempla la vida... Tampoco se está obligado a ello... Sin embargo y en silencio confía en los ojos de un ser que atraviese el oscuro yermo y estéril bosque... Confía en unas manos capaces de plantar la ternura en una cotidianidad cansada, gastada y conocida...
Cuántas veces abrumados por el peso de la prisa,
en el circo cotidiano, nos dejamos atrapar...
nos hacemos desertores del calor de una sonrisa
y alteramos los valores, de vivir por perdurar.
... Nos hacemos desertores... sin recordar tan siquiera el día en que decidimos desertar...
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