domingo, 25 de enero de 2009

LA MUJER DEL ANARQUISTA...

... ¿Otra película de la guerra civil?... No... entre otras cosas porque no me gusta este calificativo, cuando se nos cae la baba con cada una de las americanadas de los yanquees en torno a su historia, sus fracasos, sus traumas, sus injusticias... Hay que saber y si el cine aporta su granito de arena, bienvenido sea...

... Es cierto que al principio resulta extraña la mezcla de la imagen "actual" con el documental, eso podían habérselo ahorrado, no hubiera pasado nada si esas imágenes no hubieran "estado" en el montaje final.

... Es cierto que al principio el personaje de María Valverde resulta insulso, ñoño, inconsciente, casi surrealista... una mujer vestida con un "glamour" que a veces chirría... que está atontada por el amor que siente por su marido Justo Calderón...

... Es cierto que Manuela (María Valverde) no envejece... en una escena en la que la niña tiene ya unos diez años más o menos, da la impresión de que son hermanas... eso me resulta increíble y debieran haberlo tenido en cuenta... los años pasan, también para La Mujer del Anarquista...

... Por otro lado y a medida que avanza la película todas esas deficiencias se diluyen en la humanidad que derrocha cada escena, cada personaje... la realidad mísera de un ser humano que traiciona en silencio, que odia y hace daño y se regodea ante aquellos que fueron algo en un tiempo pasado y ahora se ven hundidos, perdidos, malheridos...

... No sé si Esa Mujer, protagonista de la película, es la esposa o quizá la hija narradora y a veces madre de su madre, luchadora, dura y fuerte... la niña que vela al hermano muerto mientras su madre navega entre el vapor de la morfina, entre el recuerdo nebuloso de un marido al que ve en cada revista prohibida, entre las huellas de un autobús que nunca la llevará a Francia...

... Es hermosa la escena en la que ya en "el país libre", Juan Diego Botto que interpreta a Justo Calderón, se reencuentra con su familia y pregunta por el pequeño Rafael... cuando padre e hija vuelven a jugar al ajedrez, una vez que ésta ha conocido el pasado de su padre... el dolor del campo de concentración... la vida que se le quedó en la resistencia... el color rojo de una tos que provoca la metralla que quedó alojada en su presente...

... Esta película ofrece una nueva perspectiva. Una nueva realidad de la posguerra, del exilio, de aquellos españoles que jamás estuvieron en Mauthausen y por tanto jamás murieron en ese oscuro lugar... (por cierto, lugar cuya existencia ha negado algún sacerdote amparado por este Papa... como ha negado las cámaras de gas...)

... Esta película deja en nuestra retina el amargo sabor de la miseria, del resentimiento, de la hipocresía, del odio absurdo de dos familias que siempre compartieron techo y que tras "la victoria" alquilan a un alto precio la supervivencia...

... Esta película es vida y por tanto su valor es indiscutible...

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