Llevo unos días rara... sintiéndome rara... como si, de repente, toda la energía de la que he hecho gala hasta el momento se hubiera esfumado o transformado en desánimo y en una especie de enfado global que no acierto a entender... los pensamientos se agolpan en mi cerebro y deambulan a través de mis ojos sin orden... conjeturas a las que antes no prestaba atención se colocan ante mi cara de un modo descarado e hiriente... ¿Por qué si antes no me molestó un regalo ahora me molesta, me duele, me humilla y me insulta?... ¿Por qué alguna costumbre a la que antes no presté atención, ahora me exaspera?... ¿Por qué escribo una cosa si verdaderamente no quiero que se lleve a cabo?...
... He pensado que, en cierto modo, tengo una especie de síndrome... algo que me cuesta reconocer, algo que me molesta padecer, algo de lo que no quiero ser víctima...
... Me he acostumbrado a una cierta dosis de cariño, de abrazos, de miradas, de besos, de caricias... Y quizá necesite todo eso... todo eso que desde hace algunos días no tengo... Y en alguna medida padezco cierto síndrome de abstinencia... Necesito esas dosis, por muy minúsculas que sean... Las necesito... Y me tengo que tragar esa necesidad... Sin que nadie pueda venir a socorrerme...
1 comentario:
Mucho ánimo, Sofía. Eso que te sucede puede atribuirse al calor o quizá a la rutina, o a no ver el final del túnel en algunos aspectos personales de tu vida, pero ya verás como cualquier mañana de estas te levantas otra vez optimista y con ganas de comerte el mundo. Todos tenemos altibajos, momentos de euforia y otros en los que desearíamos tirar la toalla.
Y aunque sea muy poquito, aquí tienes mi amistad (no hace falta que te lo diga, pero siempre viene bien recordarlo). A pesar de que la salud me condiciona mucho la vida, siempre están el teléfono y las redes sociales para comunicarnos.
Un beso y lo dicho, a tirar para arriba.
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